O. Girondo

Si escuchas mi dulce guitarra
en ella dormida te soñaras
tu sombra será un pañuelo
sobre la zamba que ya se va.
La voz del viento sacudió
quebró el silencio del lugar
y ahora no hay más, no queda más
Extraño el sonido del mar
en cada ola una explosión
y quiero más, y quiero dios
Soñando estrellas por la mañana
y por las noches esperando el sol
y no hay calma
y mi alma no descansa nunca
El viento sabe a tu nombre
y se está llevando esta canción
lo que ya nunca podrá sacarme es la emoción
Soñando estrellas por la mañana
y por las noches esperando el sol
y no hay calma
y mi alma no descansa nunca
Soñando estrellas por la mañana
y por las noches esperando el sol
y no hay calma...
Naufragando en suspiros, queriendo y no sabiendo que...
perdida por momentos, en paz por otros.
Y si, si hay calma.
Busco la leña al Sol,
Junto a mis cabras voy,
Cosas de un soñador.
Busco en el pastizal
Angelitos de Dios,
Cosas de un soñador
Golpes de manos doy,
Abro mi pecho en dos,
Cosas de un soñador.
Mi destino es curar,
Lo supe antes de ver,
Cosas de un soñador.
Ellos están aquí,
Los niños santos son,
Cosas de un soñador.
Hongos y sanación,
Humo de otro color,
Cosas de un soñador.
Ay, María! Tan llena de Sol.
Ay, ay, ay, ay, María! Tan llena de voz.
Me fui a soñar a Córdoba..
hasta pronto.
Somos sangre en movimiento. Así como el viento es paisaje que anda. En cambio el vegetal se aferra con sus raíces a un trozo de paisaje, y termina por ser parte de él o por darle su nombre al paraje.
Solamente los seres en movimiento son dueños del paisaje en plenitud, como lo son el río, la nube y el viento. Estos no se aferran a lo parcial, a lo que detiene. Entran en diálogo con todas las realidades, pero no se detienen a tomar posesión de ellas. De todas las cosas se llevan un recuerdo, un sonido, una vibración; quizá un poco de luz o de arcilla.
Los seres en movimiento son seres libres y liberadores. Y tratan a todos por igual. Puede ser, sí, que en su movimiento sean desgarrados por las realidades que pretenden detenerlos. Pero esta experiencia no los enemista con las cosas. Porque saben que hasta las cosas quietas, un día se pondrán en movimiento. Porque todo lo que existe está en viaje hacia una meta.
Si lo quieto es posesión, el movimiento es esperanza. Y esperanza de posesión plena donde no existirá ni lo mío ni lo tuyo. Porque allí no habrá dueños. Allí nadie impondrá su nombre a los demás ni al paisaje, porque cada uno tendrá su propio nombre y todos seremos para todos, justamente por ser auténticamente nosotros mismos.
Todo lo que es bello, lo que es noble, lo que es bueno, está en movimiento rumbo a Dios. Porque yo camino hacia allá puedo dejar en libertad a todas estas cosas, sabiendo que con todas ellas me ha de reencontrar a mi llegada. Si me detengo en el camino para poseerlas, quizá ellas me impidan llegar y yo les obstaculice su marcha. Me harán perder mi libertad, por haberlas dominado.
Muchas veces es Dios mismo quien nos lleva a amar profundamente a una persona o a un paisaje, y luego lo separa de nosotros devolviéndolo a su propio misterio. Esa separación puede detenernos en nuestro camino si nos quedamos a llorar su ausencia al borde de nuestra huella. Pero también puede incitarnos a una dolida fidelidad a nuestro propio misterio, que es lo único que nos permitirá un reencuentro más allá de nuestras posesiones.
Cuando somos capaces de renunciar a algo o a alguien, es porque hemos superado la necesidad y llegamos a la frontera del verdadero amor. Amor que nos libera. Entonces podemos empezar a entender lo que es la verdadera libertad, la que nos da el Espíritu.
Jesús nos asegura que convenía que El se fuera. Sólo así vendría a nosotros el Espíritu de libertad que nos hace amigos de Dios. Ya no nos llamará más siervos, sino amigos. Nos ha liberado.
Atahualpa termina así su hermosa canción Cañada Zamora:
"Hoy tu recuerdo es mi amigo
y en esta zamba se agranda;
tú fuiste quien me enseñaste
que el hombre es paisaje que anda.
Yo sé que un mismo destino
lleva el fin de nuestro viaje;
que cuando el hombre sea libre
no tendrá dueño el paisaje".
Y tú apareces en mi ventana,
suave y pequeña, con alas blancas.
Yo ni respiro para que duermas
y no te vayas.
Que maneras más curiosas
de recordar tiene uno,
que maneras más curiosas:
hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo,
mariposas, mariposas
que emergieron de lo oscuro
bailarinas, silenciosas.
Tu tiempo es ahora una mariposa,
navecita blanca, delgada, nerviosa.
Siglos atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundo
Tu tiempo es ahora una mariposa,
navecita blanca, delgada, nerviosa.
Siglos atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundo
Así eras tú en aquellas tardes divertidas,
así eras tú de furibunda compañera.
Eras como esos días en que eres la vida
y todo lo que tocas se hace primavera.
Ay, mariposa, tú eres el alma
de los guerreros que aman y cantan,
y eres el nuevo ser que se asoma por mi garganta.
Autodedicación